Desde el día de Jueves Santo las imágenes que después serán procesionadas se preparan y se visten con las ropas de luto que han de llevar durante estos días y son veneradas en la Iglesia.
La noche de Viernes Santo es nuestra noche de luto y dolor. Por nuestras calles procesionan en el más absoluto silencio dos imágenes, El Cristo Crucificado y La Dolorosa que son acompañadas por toda la gente del pueblo y que como única luz llevan unas velas para acompañarlas.