Este acontecimiento se celebra en honor de Stª. Águeda, una joven muy hermosa y rica, que nació en Sicilia (Italia) en el año 230 de nuestra era.
En agradecimiento de estos dones ofreció a Dios su virginidad. Pero tuvo la mala fortuna de prendarse de ella un alto cargo del poder, en ese lugar, llamado Quinciano. Este señor al verse rechazado, a pesar de su insistencia, lleno de cólera y soberbia, mandó que le dieran martirio. Le fueron cortados los pechos y quemada en una hoguera.
Dicen que una gran nube negra bajó del cielo y protegió su desnudez . Quinciano fue muerto por un rayo.
Parece que donde está mas arraigada esta tradición es por toda Castilla y León. En Valladolid y Zamora, se la llama a Stª. Águeda “La Virgen de los pechos”, y esta representada la imagen con un plato en la mano, mostrando sus pechos cercenados.
Las mujeres casadas y lactantes la tienen como patrona, para pedirle protección cuando están amamantando a sus hijos, y para que no les falte la leche ni se les agrieten los pechos.
En algunos pueblos, las mujeres le piden al alcalde la vara de mando, nombran su propia alcaldesa para ese día, y son ellas las que organizan todos los actos.
Hay pueblos en Zamora, donde el baile lo abrían como pareja el señor párroco y la alcaldesa de turno. Para esa ocasión hacen siempre sus trajes regionales o disfraces que también valen.
Salían a pedir la “miaja”, que es dinero, que luego emplean en una merienda. Y pobre del que por tacaño no dé lo suficiente, pues le espera una buena venganza; les pinchan con alfileres y les restriegan los labios con guindilla.
Refrán:
Gatos y mujeres, buenas uñas tienen.