Un ejemplo que llama la atención es el pozo artesiano que están en la finca de D. Ángel Gómez Mateos.
Se perforó en el año 1905 y nunca ha dejado de manar agua, ininterrumpidamente y con un caudal impresionante.
Está cuidado con esmero y sobre el agua se han realizado análisis de todo tipo para averiguar si sirve para su embotellado, como medicinal o incluso, por su caudal, para la generación de energía eléctrica.